Probablemente alguna vez haya escuchado alguna versión de esta expresión: siempre que hay una transición importante en un mercado o en una sociedad, se abren muchas oportunidades nuevas para las empresas y se genera mucha riqueza nueva.
La transición del mundo digital de la Web1 (que ya quedó atrás) a la Web2 (donde estamos principalmente en este momento) y a la Web3 (hacia nos dirigimos) es exactamente una transición de esta naturaleza.
Y la labor de WSI consiste en ayudar a las empresas a navegar hacia y a través del mundo de la Web3.
El tema ameritaría su propio artículo, pero si hemos de simplificar, la Web3 es, en esencia, la próxima iteración del Internet o el mundo digital.
La Web1 empezó en los años noventa y funcionaba principalmente en la modalidad de “solo lectura”. Los sitios web publicaban contenido y las personas usaban Internet para consumirlo. Eso era todo.
La Web2, donde todavía seguimos funcionando en gran medida, es el mundo de contenido conversacional generado por los usuarios en el que nos comunicamos y colaboramos en forma digital con las empresas y entre nosotros (Facebook, Wikipedia, Google).
La Web3 es hacia nos dirigimos, pero el concepto y todo lo que implica aún están en pañales y pueden ser difíciles de digerir para los usuarios y audiencias convencionales.
La Web3 representa los albores de un nuevo mundo digital de tecnología de blockchain caracterizado por la descentralización y la economía a base de tokens, y en los últimos dos años se ha popularizado gracias a las criptomonedas, los NFTs y el metaverso.
En el contexto de marketing, la Web3 importa por la misma razón que importan muchas otras plataformas de redes sociales y rincones del Internet: porque ahí es donde su audiencia y sus clientes van a pasar su tiempo y a interactuar en el futuro.
¿Nunca ha oído hablar de los NFTs y cree que no le incumben? Bueno, pues si tiene la más mínima intención de dirigirse a las generaciones más jóvenes con sus productos y servicios, más valdría que cambiara pronto de opinión. No quiere decir que tenga que comprar NFTs o siquiera que le tengan que gustar. Pero sí significa que debe entender por qué le gustan a su mercado objetivo y estar dispuesto a meterse de lleno si todo parece indicar que son un componente necesario para poder interactuar con su audiencia.
Buena pregunta. Hay varias posibles maneras en que las marcas pueden y van a promover sus productos y servicios en el mundo de la Web3, aunque todavía no está del todo claro cuál de esas vías va a funcionar mejor.
Algunas marcas acuñarán una moneda digital como una manera de promover su marca y lograr engagement con los usuarios de la Web3.
Otros optarán por lanzar NFTs (coleccionables digitales) para facilitar y fomentar la interacción continua con su marca.
Y quizás el ejemplo más fácil para imaginar cómo encajará el marketing en la Web3 es el hecho de que algunas marcas lanzarán sus propios metaversos o juegos/mundos de blockchain en los que ellas, o incluso los usuarios, como propietarios de bienes raíces digitales, podrían vender publicidad a otras marcas y empresas dispuestas a pagar para llegar a las audiencias que pasarán tiempo en esos mundos.
Francamente, la Web3 es un tanto confusa, y en definitiva sí hay una curva de aprendizaje que superar para involucrarse en este mundo digital emergente.
Involucrarse es, de hecho, lo más importante que las empresas y los profesionales del marketing pueden hacer en este momento para prepararse para lo que depara el futuro de aquí a uno o dos años, cuando la Web3 esté más establecida. Porque una cosa es segura: la Web3 es hacia donde se dirige el Internet.
¿Cómo puede involucrarse? Hay varias maneras, pero la mejor y más efectiva siempre será participar y convertirse usted mismo en un usuario de la Web3.
Leer algunos artículos sobre criptomonedas y el metaverso es un excelente punto de partida, pero solo le ayudará hasta cierto punto.
Lo que debe hacer es comprar algo de Ethereum (ETH), hacerse de un monedero digital y comprar su primer NFT. Para eso no tiene que gastar una fortuna ni invertir dinero que no tiene; todo esto se puede lograr por menos de US$100.
Lo importante no es tratar de ganar dinero (aunque claro que podrá explorar esa posibilidad una vez que haya superado la curva de aprendizaje), sino más bien experimentar de primera mano la tecnología de blockchain. Aprender a usarla y sentirse a gusto pensando y hablando de ella. Empezar a verla como una herramienta y un espacio que su negocio puede aprovechar, y luego iniciar una lluvia de ideas sobre cómo hacerlo.
Si se somete a todo eso ahora, al malestar de la curva de aprendizaje, la frustración de cometer un error con una transferencia de criptomonedas o la agonía de perderse un NFT que multiplique su valor 10 veces en 24 horas, estará mucho mejor posicionado para liderar su negocio como un experto en el mundo de la Web3 cuando finalmente llegue.