Para la mayoría de las personas, la temporada de fin de año está llena de tradiciones que van desde cortar su propio árbol navideño hasta salir a cantar villancicos o disfrutar una deliciosa cena con pavo. Las familias de todo el mundo esperan con ilusión reconfortarse y gozar con la alegría de sus tradiciones de fin de año.
Para muchas familias, estas tradiciones incluyen ver una o más películas navideñas. Aunque su familia no sea muy cinéfila seguramente verán cuando menos Home Alone (Mi pobre angelito) una de las 500 veces que la proyectan por TV en horario preferencial. No hay manera de escapar a Kevin McCallister durante la temporada de Navidad.
A mí me gustan particularmente A Charlie Brown Christmas, Christmas Vacation y A Christmas Story, sin duda porque son las películas con las que crecí y solía ver durante las festividades. Nada sustituye a la nostalgia. Cuando veo alguna de las películas favoritas de mi familia inmediatamente regreso a mi niñez. ¡Qué maravilla en un mundo tan vertiginoso como el que vivimos hoy!
Dondequiera que usted se encuentre e independientemente de sus tradiciones hágase un favor y deje que la nostalgia tome las riendas cuando menos unos momentos durante estas fiestas de fin de año.
Sentimientos aparte, estuve pensando hace poco que realmente hacía falta publicar algo relacionado con las fiestas, pero no lograba trascender los refritos familiares que suelen aparecer en esta época del año. De pronto se me ocurrió que en lugar de escribir un post sobre la Navidad o acerca de cómo alcanzar a sus clientes durante las fiestas (por millonésima vez), ¿por qué no hablar de cómo aprender un par de cosas?
Este proceso de encontrar lecciones de marketing que podrían aprenderse de las películas navideñas ciertamente me abrió los ojos a un par conceptos. Espero que le resulten igual de útiles a su negocio mientras celebra las fiestas e inicia el 2019.
Apuesto a que nunca pensó aprender algo de los Bandidos Mojados, pero aquí le van las 5 lecciones de marketing que pueden aprender las empresas de los personajes navideños.
De Kevin McCallister: la planeación lleva a la perfección
¿Realmente pensó que iniciaría yo esta lista con algún otro que no fuera el niño más valiente e ingenioso de los años 1990? ¡Ni soñarlo!
Sin embargo, piénselo: Kevin McCallister es un maestro de la planificación. Precisamente es su meticulosamente planeada estrategia de defensa en el hogar la que le salva la vida y protege la casa de su familia. (Y, claro que nada tiene que ver con el coeficiente mental de los Wet Bandits.) Ya sea que hablemos de las cubetas de pintura, el invento con el lanzallamas o la plancha en la cara, la estrategia de Kevin triunfa una y otra vez sobre la falta de planificación de los Bandidos Mojados (Wet Bandits). Fue y sigue siendo un placer ver cómo fructifican los planes perfectamente trazados por este niño de ocho años.
Aquí la lección de marketing es parecerse a Kevin McCallister, y no a los Bandidos Mojados. (Al fin y al cabo, ¿quién querría ser como ellos?) No importa si se trata de una estrategia breve o de una campaña total de automatización de marketing, un plan de acción hará mucho por asegurar su éxito… ¡y proteger su casa!
De Clark Griswold*: no abarque demasiado
¡Ah, el bueno de Sparky, ese clásico personaje navideño tan torpe y adorable! Clark quiere darle a cada miembro de su familia una Navidad perfecta, y pone tanto empeño por lograrlo. Lamentablemente, su bono de Navidad penosamente escuálido, un pavo reseco, una ardilla pícara y la existencia del primo Eddie desbaratan todo el tiempo y esfuerzo que Clark invierte en las festividades con su familia.
Clark intenta hacer todo lo que se pueda hacer en Navidad: desde cortar un árbol gigantesco y colocar una impresionante decoración en su casa hasta gastar demasiado en un enorme presente para su familia. Se advierte fácilmente que en aras de regalar a su familia una Navidad perfecta, Clark abarca demasiado y casi lo echa todo a perder.
En el mundo de los negocios, por supuesto que debemos emular el entusiasmo de Clark por crear algo memorable. Pero no lo intente todo ni trate de participar con todas las tácticas de marketing a su disposición. Si su equipo es pequeño, o su presupuesto reducido, resulta mucho más productivo hacer una o dos cosas muy bien que intentar hacerlo todo y fracasar miserablemente. En ocasiones hacer menos, pero hacerlo muy bien, resulta más.
* Vacaciones en Navidad (National Lampoon’s Christmas Vacation)
De Ralphie Parker: no exagerar las ventas
No, la lección que podemos aprender de Ralphie Parker y Una historia de Navidad (A Christmas Story) no es, “¡Te vas a sacar un ojo!” Tampoco tiene que ver con el peligro de pegar la lengua a un poste congelado, aunque esto puede y llega a ocurrir, así que ¡cuidado!
La lección de marketing que pueden aprender las empresas de Ralphie es mucho más sutil: eviten que todo lo que hagan parezca una venta. A lo largo de toda la temporada navideña, Ralphie bebe un Ovaltine tras otro con tal de recibir su distintivo decodificador de la Sociedad Secreta de Anita la Huerfanita en el correo. Cuando al fin recibe su distintivo, Ralphie queda decepcionado pues el primer mensaje que descodifica resulta un simple comercial: “¡No te olvides de tomar Ovaltine!”
Mire, el año es 2018. Los consumidores son inteligentes y les desagradan los engaños obvios y odiosos de marketing. Por supuesto que lo alentamos a crear contenido atrayente, a ser sociable y conectar con sus clientes por email, pero trate de hacerlo de una manera que no los interrumpa y que les ofrezca algún valor.
Del Grinch: la compasión y la empatía hacen maravillas
Si usted ha visto el filme Como el Grinch robó la Navidad (How the Grinch Stole Christmas), sabrá que el Grinch es un personaje tan desagradable y antipático como los Bandidos Mojados. A diferencia de los ladrones de Home Alone, sin embargo, el Grinch tiene un corazón de verdad y en resumidas cuentas no es un ser malvado.
Aun cuando el Grinch le roba la Navidad al pueblo de Villaquién, al final de la película, los Quien invitan al Grinch a sentarse a la mesa con ellos y a disfrutar de la fiesta. ¿Por qué? Porque son un pueblo compasivo que conoce la empatía y se dan cuenta de que el Grinch se sentía triste y solitario por el simple hecho de que lo acomplejaba saberse distinto de quienes lo rodeaban.
La lección para los profesionales de marketing es que la compasión y la empatía hacen maravillas. Durante el proceso de conocer a su público meta y clientes potenciales, procure entender a fondo sus aspectos humanos. ¿Qué es lo que motiva a un humano a usar los productos y servicios que usted proporciona? ¿Cuáles son sus inquietudes? Demuestre compasión y empatía en su trato con sus clientes. Verá una gran diferencia en su negocio.
De Ebenezer Scrooge: la felicidad también es una moneda
La obra clásica de Charles Dickens, Un cuento de Navidad (A Christmas Carol) contiene muchas grandes lecciones. La propia historia consiste en una serie de lecciones que se le dan, y que termina por aprender un tal Ebenezer Scrooge. En este caso, la lección que me parece aplicable tanto a los negocios como a la vida es que la felicidad constituye una especie de moneda.
El hecho de que a Scrooge únicamente le interese el dinero y que él le cierre la puerta a todo lo demás que ofrece la vida (especialmente la Navidad) representa el foco de toda mención de Un cuento de Navidad. No obstante, lo que lleva a Scrooge a una vida de amargura es que pierde la capacidad de ver la felicidad como una clase de moneda.
La escena de la que pueden aprender los profesionales en marketing es aquella en la que el Fantasma de Navidades Pasadas lleva a Ebenezer de vuelta a una fiesta de Navidad ofrecida por su jovial y festivo jefe, el Sr. Fezziwig. El viejo Scrooge observa cómo el joven Scrooge se divierte en la fiesta e incluso baila con Belle, la mujer con la que él se compromete, pero con la que nunca se casa. Al observarse de joven en un estado verdaderamente feliz, el viejo Scrooge hace un comentario aparentemente positivo sobre la naturaleza bondadosa del Sr. Fezziwig, que contrasta tan dramáticamente con su propia naturaleza.
La lección principal que podemos aprender de Ebenezer Scrooge es una que hemos mencionado antes: el efecto dominó de una gran experiencia como cliente. A fin de cumplir la promesa de su marca y entregar una gran experiencia, un negocio ha de tratar a sus empleados de la misma manera en que espera que ellos traten a los clientes.
Y, ¿cuál es la moneda principal que impulsa y equilibra esta ecuación de experiencia del cliente? Usted lo adivinó: la felicidad.
De parte de Kevin McCallister, Clark W. Griswold Jr., Ralphie Parker y Ebenezer Scrooge, esperamos que ustedes, nuestros lectores, disfruten de sus tradicionales películas navideñas con su acostumbrada nostalgia, pero que a la vez se mantengan abiertos a aprender una que otra lección de marketing de estos personajes clásicos.
¡Felices fiestas y la mejor de las suertes en 2019 y siempre!